Si hay algo que me frustra es que ocurra algo interesante en
mi propio IKEA...¡Y yo no me entere! Y es que a través de el periódico 20minutos y newsesp.com, me ha llegado la información de que en IKEA Barakaldo se
colocó una tienda similar a la que podamos encontrar en un campo de refugiados.
Todo para que los clientes pudiéramos conocer de cerca las dificultades que
pasan en estos lugares, donde la falta de luz es un impedimento enorme.
Pues al parecer (no puedo contároslo de primera mano, sorry),
durante este mes pasado y dentro de la campaña "El Poder de la Luz"
se instaló una tienda de campaña para refugiados, como las que podemos
encontrar en los centros de la ONG multinacional Acnur. Desde el 3 de febrero y
hasta el 29 de marzo, se entregará a esta asociación un euro por cada bombilla LED
adquirida en cualquiera de las tiendas IKEA del mundo.
Si tenemos en cuenta que hay más de 10 millones de personas
refugiadas en la Tierra, puede parecer
poca ayuda, pero se estima que más de 3,4 millones de ellos se beneficiaran con
esta iniciativa. ¿Y qué tipo de ayuda van a obtener?
Pues ya que estamos
vendiendo bombillas, lo lógico es regalar luz. Una luz que no disponen en este momento a
partir del atardecer, y que puede ser un riesgo muy importante para la
seguridad de mujeres y niños. De este modo IKEA ayudará con la instalación de
farolas solares en las calles para evitar violencias nocturnas y aumentar la
precaria seguridad en las "calles". Por otro lado, donará lámparas
solares portátiles que permitan las acciones domésticas como cenar, hacer los
deberes, etc. y ayudará con soluciones energéticas como cocinas solares (si
algo suele sobrar en estos sitios, es sol).
La muestra
El ser humano tiene una cierta tendencia a olvidar aquello
que no ve todos los días. Si no lo ve, no lo cree. Es por ello que las ONGs
suelen bombardearnos en la tele con imágenes cruentas de poblaciones
desamparadas, en un intento desesperado de llamar la atención sobre estas
personas que necesitan ayuda. Y hemos de admitir que funciona.
Es por eso que esta iniciativa de poner una tienda de campaña me encanta. Nos muestra las pobreza de esta gente; no a través de ellos, sino de su día a día. ¿Cómo sobreviviríamos nosotros si no tuviéramos luz, si cada vela gastada fuera un lujo que no podemos permitirnos? Nada de hacer cena nocturnas, ni los deberes, ni leer (ya no hablamos de lujos del primer mundo como ver la tele o estar en el ordenador). Tampoco ir al servicio a la calle, ver las estrellas, o pasear con tu novio. Y de querer adelantar trabajo nanay: cosiendo, lavando, fregando, etc. Las acciones se limitan a hablar, pensar o dormir. ¿Os imagináis en invierno, cuando las noches son largas?
La muestra de la tienda es acercar otra realidad a la
nuestra, dar sentido a las palabras de la campaña y hacer partícipe a la gente
de ello. Una inversión mínima para un gran impacto a nivel local.
Ayer me pasé por la tienda, pero no encontré esta tienda,
supongo que se habrá retirado por la cercanía del fin de la campaña. No puedo
ofreceros fotos por este motivo, pero en cambio me encontré con colaboradores
de Acnur en búsqueda de personas que quieran convertirse en socios y ayudar de
forma más activa. Si os veis atraído por ello, os animo a que les hagáis una
visita.
Y aún podéis aportar vuestro granito de arena, para a la par que consigues
una bombillas buenas, bonitas y ecológicas; ayudar a la gente de estos campos
de refugiados.
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